A veces, los pacientes ya operados me preguntan si se pueden volver a operar y la respuesta debe ser que sí. El problema es que hay que saber lo que debemos esperar de la cirugía.

En los pacientes ya operados anteriormente, la valoración del estrabismo y la cirugía suelen ser más difíciles, sobre todo porque la mayoría de los pacientes no aportan los informes de las cirugías previas y no sabemos dónde están realmente los músculos. En cualquier caso, el paciente sigue siendo candidato a la cirugía.

La paciente de la foto se operó en dos ocasiones en la infancia. Vemos una cicatriz en la zona lateral del ojo izquierdo (flecha), lo que nos hace suponer que se operó ese músculo y que, al intervenirlo, tendremos que estar preparados para un mayor sangrado, algunas molestias más y encontrar un músculo que no está en su sitio… pero que anda cerca.

Debido a la falta de informes clínicos tenemos otras estrategias, como recurrir a fotos antiguas para ver la evolución del estrabismo.

El paciente de la siguiente foto (35 años) acude en la edad adulta con estrabismo hacia fuera y refiere haber sido operado en la infancia. En las fotos que trae su madre vemos cómo inicialmente el paciente no presentaba estrabismo y poco después este estrabismo era hacia dentro (en la foto inferior) justo antes de la cirugía.

No podemos pensar que un estrabismo que ahora es hacia fuera haya sido siempre así, sino que pudo haber sido hacia dentro en algún momento. Las adaptaciones cerebrales y los músculos que hay que operar no son los mismos.

Encontrar los músculos, generalmente, no es tan difícil. En el paciente siguiente, se ven perfectamente los vasos que llevan al músculo (flechas). Vemos también más cosas, como que el ojo derecho se va hacia arriba cuando el paciente mira arriba y a la izquierda.

El estrabismo, sobre todo, es una subespecialidad en la que hay que mirar mucho al paciente para captar todo lo que hay a su alrededor: cómo mueve la cabeza, guiña un ojo más que el otro, mira por encima de la gafa… No podemos quedarnos solo en el ojo.

El siguiente niño levanta la barbilla para mirar de lejos pero, además, tiene un pliegue en el párpado inferior (flechas). Podemos decirle a sus padres que ese niño tiene dermatitis atópica