La catarata no es “como un agua que cae” ni “como una niebla”, sino que es una pérdida de visión progresiva con la edad porque una lente transparente que hay dentro del ojo deja de ser transparente. Poco a poco, el paciente se queja de que cada vez ve menos, sobre todo de lejos.

De todas formas, si crees que tienes cataratas, piensa primero si tienes edad suficiente (sobre todo más de 65 años), y luego si tu problema se puede resolver con gafas. Si con las gafas ves bien, no tienes cataratas o son muy pequeñas.

LAS CATARATAS SE PUEDEN OPERAR, ¿NO?

Claro, es el único tratamiento. De hecho hay dos tipos de cirugías muy parecidas, que se usan para quitar el cristalino o catarata.

  • Cirugía del cristalino transparente: algunos pacientes se operan de catarata sin tener catarata. Esta cirugía se denomina “cirugía del cristalino transparente” y se realiza, sobre todo, por encima de los 45 años cuando alguien quiere quitarse las gafas de lejos, de cerca o ambas. En estos casos, ya no se opera la miopía o la hipermetropía con láser como en los más jóvenes, sino que se utiliza la cirugía del cristalino, que es casi idéntica a la de catarata, solo que lo que se opera es un cristalino que no se ha opacificado.
  • Cirugía de la catarata: todos vamos a desarrollar catarata si vivimos lo suficiente. Esto quiere decir que la catarata es un proceso evolutivo irreversible que tiene una velocidad diferente en cada individuo: hay personas que se operan con 50 años y otros con 100, cada uno lleva su ritmo. Es por eso que muchas veces los oftalmólogos decimos al paciente que tiene un principio de catarata, pero que iremos revisando la evolución para saber cuándo “está para operar”.

¿CUÁNDO ESTÁ PARA OPERAR?

Esta pregunta no es nada fácil, responderla es todo un arte: cuando no esté ni demasiado dura ni demasiado blanda. Si es muy blanda, estamos hablando de un cristalino transparente; si es muy dura, las cirugías son más complicadas.

En términos sencillos, la dureza de la catarata suele estar relacionada con la visión del paciente: si la catarata es muy blanda, normalmente el paciente ve muy bien; y si la catarata es muy dura, normalmente el paciente ve muy mal. En un punto intermedio es donde se encontraría un paciente candidato a cirugía: un paciente para el que los beneficios compensan a los riesgos.

Es cierto que hay muchos factores que pueden adelantar o retrasar la indicación:

  1. Las expectativas del paciente.
  2. La presencia de determinadas alteraciones que hacen que el ojo sea algo más débil: pseudoexfoliación, episodios previos de inflamaciones intraoculares, enfermedades sistémicas, alta miopía o cirugías oculares previas.
  3. La experiencia y la personalidad del cirujano.
  4. Asociación de otros procesos, como el glaucoma, la retinopatía diabética, un desprendimiento de retina asociado…

En la práctica, el paciente con catarata que “está para operar” nota que no ve bien de lejos y que, por tanto, tiene dificultad para ver los letreros de la televisión, conducir de noche, leer el periódico y tantas otras actividades comunes. Normalmente, muchos de nuestros pacientes acuden a la consulta porque no les han renovado el carnet de conducir o porque en la óptica les han dicho que no pueden graduar bien sus gafas.

¿LA CIRUGÍA DE CATARATA ES URGENTE?

Como este escrito va dirigido a personas que no son oftalmólogos, tengo que decir que nunca. Lo digo por las excepciones que son rarísimas.

En general, una catarata necesita años para desarrollarse, así que no va a pasar nada por dejar que pasen unas semanas o incluso algún mes tras la indicación de la cirugía. Es verdad que el paciente va a ir viendo cada vez peor y que la única solución va a ser la cirugía pero, dentro de unos márgenes, se puede esperar.

Muchos pacientes tienen auténtico pánico a que les toquen los ojos y retrasan la cirugía todo lo que pueden. Esta es una práctica no recomendable porque es el oftalmólogo quien debe indicar la cirugía, y sabemos que las cataratas más duras son más difíciles de operar y tienen más riesgo de complicaciones. Déjese aconsejar por los profesionales.

¿TODAS LAS CATARATAS SON IGUALES?

No. Hay muchos tipos, aunque tres son los principales:

  1. Catarata cortical: lo que pierde transparencia es la corteza de la catarata. A veces, los pacientes con este tipo de cataratas pueden tener visión doble pero solo con el ojo de la catarata, no se trata de un estrabismo (“bizco”).
  2. Catarata nuclear: es la típica de la edad. Lo que ocurre es que se va endureciendo el núcleo del cristalino y va perdiendo transparencia. Normalmente, este tipo de catarata induce miopía, con lo que el paciente empieza de repente a ver mejor de cerca (los miopes ven bien de cerca) y se tiene que quitar las gafas para leer. La euforia inicial se pierde cuando el oftalmólogo nos dice que tenemos que operarnos de catarata.
  3. Catarata subcapsular posterior: pierde transparencia una zona que está pegada a la cápsula posterior del cristalino. Aparece en diabéticos, pacientes que han tomado muchos corticoides, inflamaciones intraoculares previas… Suele crear mucha distorsión de las imágenes, mucha pérdida de visión, una evolución más rápida de lo normal y fotofobia.

¿QUÉ RIESGOS TIENE LA CIRUGÍA DE CATARATAS?

Casi todos los pacientes que se enfrentan a un consentimiento informado de cualquier cirugía dicen lo mismo: ¡MEJOR NO LEERLO, PORQUE SI LO LEO NO ME OPERO! Realmente, el consentimiento tiene una parte escrita y otra hablada con el médico.

Los oftalmólogos, cuando indicamos la cirugía de cataratas, tenemos en la mente todas las posibles complicaciones de la cirugía y en nuestra cabeza establecemos una balanza entre los RIESGOS y los BENEFICIOS. Cuando los beneficios compensan a los riesgos, se indica la cirugía. Cuando hay más riesgos que beneficios, se desecha.

Una cirugía de catarata, como toda cirugía, tiene riesgos que su oftalmólogo sabe. Cuando indica la cirugía es porque, en su caso particular, compensa. Debe leerse el consentimiento y aclarar las dudas con su médico pero sepa que, por mucho susto que le dé, tiene más que ganar que perder.

La siguiente fotografía refleja un edema en al zona central de la retina: edema macular. Se soluciona con gotas.

Los riesgos principales de la cirugía de catarata son:

  1. Los riesgos de la anestesia local son muy poco frecuentes: hemorragia retrobulbar, oclusión de la arteria central de la retina, lesión del nervio óptico, perforación ocular, depresión cardio-vascular y respiratoria, reacción tóxico-alérgica y otros, según las condiciones de cada paciente.
  2. Las más graves: hemorragia intraocular e infecciones intraoculares en menos del 0,4% de las cirugías.
  3. Desprendimiento de retina
  4. Aumento de la presión intraocular
  5. Pérdida de la transparencia corneal
  6. Edema en la retina (edema macular)
  7. Opacidad de la cápsula posterior (“la lente se ensucia”)
  8. Deformidad de la pupila (la parte negra del ojo)
  9. Dislocación de la lente intraocular en menos del 2% de los casos
  10. Rotación de la lente intraocular, en casos de lentes para el astigmatismo

La siguiente fotografía es de un paciente con una gran inflamación intraocular, un año después de la cirugía de la catarata.

Si la catarata es total, la falta de transparencia impide ver el estado de la retina y nervio óptico previo a la cirugía, por lo que el resultado de la cirugía dependería del estado de estas estructuras.

La siguiente imagen es del fondo del ojo de un paciente con un desprendimiento de retina en el ojo izquierdo

 

La próxima imagen es una retinografía, una fotografía de un fondo de ojo normal

¿EN QUÉ CONSISTE LA CIRUGÍA DE CATARATA?

Muchas personas piensan que les han operado las cataratas con láser, pero eso no ocurre siempre. Lo principal que hay que recordar es que la cirugía es con ultrasonidos que emulsifican la catarata, es decir, la parten en trozos para aspirarlos más fácilmente.

Además, algunos pasos de la cirugía pueden realizarse con un nuevo láser que es el femtosegundos, que realiza las incisiones, la apertura de la cápsula del cristalino y la fragmentación de la catarata. La extracción de la catarata con los ultrasonidos y el implante de la lente intraocular tiene que ser llevada a cabo por un cirujano. Esta técnica aporta una mayor seguridad y precisión en la cirugía, disminuyendo el porcentaje de complicaciones.

¿QUÉ PRUEBAS ME TIENEN QUE HACER ANTES DE LA CIRUGÍA?

En Clínica Rementería, las pruebas que realizamos a nuestros pacientes cuando diagnosticamos una catarata que “está para operar” son:

  1. Exploración oftalmológica completa incluyendo el fondo de ojo, por lo que tendremos que dilatar la pupila: es recomendable que los pacientes no vengan conduciendo por el riesgo que supone volver a casa viendo borroso y con algo de deslumbramiento.
  2. Agudeza visual con y sin gafas.
  3. Diámetro pupilar.
  4. Topografía corneal: ver la forma de la córnea y detectar astigmatismos.
  5. Medidas del ojo para el cálculo de la lente intraocular.
  6. Tomografía de coherencia óptica: macular, la cual se usa para detectar pequeñas alteraciones de la córnea que pasan desapercibidas al ojo humano; peripapilar, que se utiliza para detectar pequeños daños en el nervio óptico que puedan indicar que el paciente tiene glaucoma no diagnosticado. 
  7. Recuento de las células que hay en el interior de la córnea y que “soportan” la cirugía: su número reducido puede indicar un mayor riesgo de complicaciones tras la cirugía.

La siguiente imagen es la hoja de cálculo de una lente con astigmatismo. Los datos que se introducen deben ser lo más exactos posible, para que el cálculo sea el correcto y el resultado visual del paciente el mejor posible.

 

Tomografía de coherencia óptica macular

 

Hoja con los datos necesarios para el cálculo de la lente intraocular

 

Imagen de una topografía corneal, donde se aprecian los mapas que indican la presencia de astigmatismo (zonas más oscuras de la imagen)

 

Ninguna de estas pruebas es cruenta y solo se trata de “fotografías” de determinadas partes del ojo sin que supongan un riesgo para su ojo.