En la entrada de hoy os voy a hablar del  cáncer, una de las enfermedades que más preocupa a la población y que supone un gran número de visitas tanto a los centros de Atención Hospitalaria como a los centros de Atención Primaria.

Pero el cáncer no es una enfermedad aislada, sino que este término engloba a un gran número de enfermedades que están relacionadas en cuanto a su origen. De hecho, existen más de 100 tipos diferentes de cáncer.

Para entender lo que es el cáncer, tenéis que saber que se origina en las células, que son las unidades básicas que forman los tejidos del cuerpo. El cáncer puede aparecer  en casi cualquier lugar del cuerpo  y se produce porque diferentes factores pueden llevar a que algunas de las células normales empiecen a dividirse sin control. Estos factores que intervienen en el desarrollo del cáncer pueden ser internos de la persona (como la genética o la edad) y no son modificables, o externos (como la dieta, actividad física, tóxicos, radiaciones…) que sí son modificables. Si este crecimiento descontrolado no se trata a tiempo puede extenderse  desde estas células a células de los tejidos del alrededor y cuando esta diseminación llega a una parte del cuerpo diferente a donde se formó originalmente el cáncer ya hablamos de metástasis.

¿Y qué diferencias hay entre cáncer y tumor? ¿Pero este tumor, es un cáncer?

Estas son dos preguntas que me hacen habitualmente los pacientes que han sido diagnosticados de cáncer. Y la respuesta es que no son lo mismo y os voy a contar la diferencia. Un tumor (que también lo llamamos neoplasia) es un crecimiento anormal de las células de cualquier tejido. Y este tumor puede ser benigno si en su crecimiento no invade a los tejidos cercanos o maligno si al crecer se extiende  a otros tejidos. Así, un tumor puede ser benigno o maligno, mientras que el cáncer es lo mismo que decir tumor maligno.

En cuánto al pronóstico, el del cáncer o tumor maligno es peor que el de los tumores benignos, porque son más agresivos y se extienden con mayor rapidez. Pero según el tipo de cáncer el pronóstico varía y unos son más peligrosos que otros.

Por suerte la buena noticia es que al menos un tercio de todos los casos de cáncer pueden prevenirse con hábitos de vida saludable y evitando la exposición a agentes tóxicos o contaminantes. Por esto aquí se aplica muy bien el refrán español de más vale prevenir que curar. Aún así, con un diagnóstico en las fases tempranas de la enfermedad seguido del tratamiento oportuno se puede lograr la curación de la enfermedad y este es el objetivo de los métodos de cribado o screening, de los que os hablaré en próximas entradas.

En este post explico las diferencias entre un tumor y un cáncer Click Para Twittear

¿Cuáles son las medidas que puedes adoptar para disminuir la posibilidad de desarrollar un cáncer?

  • Abandona el tabaco:

Como ya os comenté en el post anterior, el tabaco no es sólo responsable del cáncer de pulmón como todo el mundo sabe si no que también se asocia al desarrollo de otros tipos de cánceres como el de boca, garganta, esófago, laringe, estómago, mama, páncreas, vejiga, cuello de útero o leucemias.  El tabaquismo provoca en torno al 22% de las muertes anuales por cáncer por lo que es el factor de riesgo evitable que por sí solo provoca más muertes por cáncer en todo el mundo. Así que si no fumas o si abandonas el hábito tabáquico reducirás tus probabilidades de desarrollar todos estos tipos de tumores.

  • No consumas alcohol:

El consumo de alcohol es un factor de riesgo para muchos tipos de cánceres, como los de boca, faringe, laringe, esófago, hígado, colorrectal y mama. Cuánto mayor sea tu consumo de alcohol mayor será el riesgo de desarrollar cáncer. Tenéis que saber también que si además de beber alcohol se fuma, se multiplica el riesgo de cáncer entre 10 y 100 veces. Por lo tanto hay que evitar ambas cosas si queremos disminuir al máximo el riesgo de cáncer.

  • Realiza ejercicio físico y lleva una dieta sana que evite el sobrepeso u obesidad:

SI llevas una dieta poco saludable,  tienes exceso de peso  o no realizas actividad física habitualmente puedes tener un mayor riesgo de padecer varios tipos de cánceres como el de esófago, colon y recto o mama. Las dietas ricas en frutas, verduras y hortalizas pueden tener efectos protectores contra el cáncer. Por el contrario, el consumo elevado de carnes rojas y carnes procesadas, alimentos con grasas de origen animal  o productos en conserva puede estar asociado a un mayor riesgo de contraer cáncer. Así si junto a una dieta sana, realizas actividad física de forma regular y mantienes un peso corporal adecuado también reducirás considerablemente el riesgo de contraer cáncer.

  • Reduce la exposición al sol y otras radiaciones:

La radiación ultravioleta (UV) que proviene del sol o de las lámparas y camas solares causa daños y envejecimiento en la piel que pueden provocar cánceres de piel como el melanoma, un cáncer frecuente en gente joven y  que está aumentando su incidencia de forma alarmante en los últimos años. Por ello debes evitar la exposición excesiva al sol y es recomendable que uses ropa de manga larga y pantalones largos, sombrero o gorras, gafas de sol que absorban los rayos UV así como cremas con factor de protección solar alto si estás en la playa.

La radiación ionizante proviene de rayos que penetran la atmosfera terrestre desde el espacio, del gas Radón o de los rayos X. La gente expuesta a este forma de radiación, pueden tener mayor riesgo de cáncer como leucemia o cáncer tiroideo. Algunos procedimientos médicos son una fuente común de radiación: radiografías o TACs realizados para obtener imágenes del interior del cuerpo y la radioterapia empleada para tratar el cáncer. Pese a esto, no tenéis que preocuparos porque el riesgo de cáncer por exposición a rayos X es pequeño y se suelen usar protectores plomados en algunas de estas pruebas para disminuir aún más el riesgo. El riesgo por radioterapia es un poco mayor, pero el beneficio es siempre mayor al riesgo que implica el tratamiento.

  • Evita determinados productos químicos:

La contaminación ambiental del aire, el agua y el suelo por productos químicos causa entre el 1% y el 4% de todos los casos de cáncer. La exposición a productos químicos causantes de cáncer presentes en el ambiente puede producirse a través del consumo de agua o de la contaminación ambiental. También puede producirse a través de alimentos contaminados por sustancias químicas, como las aflatoxinas o las dioxinas. Además la contaminación del aire de interiores causada por fuegos de carbón duplica el riesgo de cáncer de pulmón. Por último, algunos trabajadores como los de la construcción, de la industria química o pintores, por la exposición a agentes químicos como el asbesto, benceno, cadmio, níquel y cloruro de vinilo en el trabajo pueden desarrollar cáncer. Para prevenirlo es fundamental leer las instrucciones de uso del material, utilizar equipos de protección personal y evitar o reducir el contacto con sustancias dañinas y peligrosas.

  • Estudia y controla posibles infecciones víricas y bacterianas:

Existen algunas infecciones causadas por virus o bacterias que puede aumentar el riesgo de padecer cáncer. El ejemplo más conocido es el virus del papiloma humano (VPH) y cáncer de cuello de útero; pero existen otros como el virus de la hepatitis B y C y cáncer de hígado, el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) y  sarcoma de Kaposi o el Helicobacter pylori y cáncer de estomago. Para evitar el contagio de estas infecciones y el desarrollo posterior de cáncer tienes que recordar la importancia de medidas preventivas como protegerte en las relaciones sexuales usando preservativo, no compartir agujas o jeringuillas y consultar sobre la posibilidad de vacuna (VPH, Hepatitis B) o tratamiento (Helicobacter pylori) frente a estas infecciones.

  • Evita el uso de hormonas sin prescripción médica

Las hormonas pueden incrementar el riesgo de cánceres como el cáncer de mama, por ello debéis evitar la automedicación y los médicos tenemos que tener en cuenta sus riesgos y beneficios antes de prescribirlas.