En la entrada de hoy os voy a hablar de las infecciones bacterianas del tracto urinario, a las que los médicos habitualmente llamamos ITUs y, los pacientes, infecciones de orina.

Estas infecciones de orina son un problema muy habitual en la mujer, ya que más de un tercio van a tener al menos una infección urinaria en su vida, y un número importante de ellas serán recidivantes. En los hombres, por el contrario, estas infecciones son un problema de salud mucho más infrecuente.

Los principales factores que favorecen este tipo de infección son:

  • Embarazo
  • Actividad sexual
  • Postmenopausia
  • Enfermedades neurológicas que afecten al vaciado de la vejiga
  • Antecedentes de ITUs previas

Existen muchos microorganismos que pueden causar estas infecciones, variando según la edad y el tipo de paciente; pero la bacteria aislada en la mayoría de las ocasiones se llama Escherichia coli, y suele ser sensible a la mayoría de los antibióticos.

Dentro de estas infecciones del tracto urinario existen diferentes tipos que pueden causar diferentes síntomas y problemas asociados, y ante los que se actúa de forma diferente:

Bacteriuria asintomática

La bacteriuria asintomática, como su nombre indica, es la aparición de un número significativo de bacterias en la orina sin presentar síntomas.

Las mujeres que presentan una bacteriuria asintomática en una analítica de orina tienen incrementado el riesgo de desarrollar una cistitis, pero no siempre se debe tratar ya que, en ocasiones, este tratamiento no disminuye la posibilidad de aparición de cistitis y se puede asociar a un aumento de efectos adversos, entre los que se incluye el desarrollo de resistencia a antibióticos o algunas sobreinfecciones, sin conseguir ningún efecto beneficioso.

Por ello, no es necesario tratar la bacteriuria asintomática en las mujeres no embarazadas de cualquier edad y sin enfermedades importantes. Solo será necesario tratar si aparece en los análisis de control del embarazo, puesto que puede desencadenar:

También se deberá tratar si aparece antes de procedimientos urológicos que impliquen riesgo de sangrado, ya que el paso de bacterias a los vasos sanguíneos es una complicación probable que disminuye si se administra el tratamiento antes del procedimiento.

Cistitis

La cistitis es la infección de la vejiga (que se encuentra en el tracto urinario inferior) y es la forma de aparición más frecuente de las ITUs, especialmente en mujeres sexualmente activas. Se caracteriza por:

  • Escozor o ardor al orinar
  • Aumento de la frecuencia y urgencia miccional
  • Dolor en la zona abdominal baja
  • Mal olor/color de la orina

En caso de presentar un cuadro típico con escozor al orinar, aumento de frecuencia y mal olor y/o dolor abdominal sin otros síntomas o signos que sugieran un diagnóstico alternativo o una complicación (como fiebre, malestar general, dolor lumbar o abdominal intenso, picor en la zona vaginal…), se puede iniciar el tratamiento sin realizar pruebas. Así que sí presentas cualquiera de estos síntomas, acude a tu centro de salud para que tu médico te valore antes de iniciar el tratamiento por tu cuenta.

Para el diagnóstico, en el centro de salud podemos ayudarnos de una tira reactiva, en los casos de mujeres menores de 65 años cuando el diagnóstico o los síntomas no están claro. Para ello pedimos que el paciente orine en un vaso y utilizamos una tira especial que sumergimos en la orina para buscar signos de infección. Tanto la analítica como el cultivo de orina para el diagnóstico de una cistitis no suele ser necesario, ya que los microorganismos suelen ser predecibles y compensa más iniciar el tratamiento antes que esperar al resultado del análisis y del cultivo.

En la mayoría de ocasiones, las cistitis en mujeres sanas no embarazadas son infecciones no complicadas. En estos casos, son mejores las pautas cortas de antibiótico (una única dosis o pautas de tres días de tratamiento suelen ser suficientes). Elegimos el antibiótico adecuado teniendo en cuenta:

  • Tasa de resistencia de la zona donde se trabaja
  • Riesgo de efectos secundarios
  • Efectividad
  • Coste
  • Disponibilidad del antibiótico

Pero, antes de iniciar el tratamiento de una cistitis, tenemos que asegurarnos de que no es una cistitis complicada, la cual tiene las siguientes características:

  • Los síntomas duran más de siete días
  • La persona está inmunodeprimida, bien por fármacos o por enfermedades asociadas
  • El paciente tiene enfermedades crónicas, como la diabetes
  • Si se tienen alteraciones del aparato urinario, como litiasis, obstrucción o anormalidades estructurales o funcionales
  • Hospitalización reciente

Pielonefritis

La pielonefritis es la infección del riñón (que se encuentra en el tracto urinario superior). Es menos frecuente que la cistitis, puesto que solo se dan 12-13 casos por cada 10.000 mujeres frente al tercio de mujeres que presentan cistitis. 

Sus características son:

  • Fiebre mayor de 38 ºC
  • Malestar general
  • Sensación de escalofríos
  • Náuseas
  • Vómitos
  • Dolor en la zona lumbar o dorsal
  • Puede acompañarse o no de síntomas de infección de la vía urinaria baja, como picor, aumento de la frecuencia miccional o dolor abdominal

En la mayoría de los casos, las pielonefritis en mujeres sanas no embarazadas son infecciones urinarias no complicadas, y se puede tratar con fármacos por vía oral y en el domicilio. Sin embargo, si la paciente está con mal estado general, embarazada, inmunodeprimida, con dificultad para alimentarse e hidratarse por los vómitos o si no está asegurado el cumplimiento terapéutico de forma ambulatoria, se recomienda el ingreso hospitalario y un tratamiento intravenoso

En estos casos, si está indicado realizar siempre analítica y cultivo de orina; pero iniciaremos el tratamiento antibiótico antes de obtener los resultados y, posteriormente, ajustaremos el tratamiento si fuera necesario. La respuesta adecuada al tratamiento ambulatorio se valora con la evolución; si no hay mejoría clara de los síntomas a las 48-72 horas, se planteará el ingreso hospitalario.

¿Cómo prevenir las infecciones de orina?

  • Beber líquidos de forma abundante
  • Utilizar ropa interior de algodón y que no sea apretada
  • Evitar contenerse las ganar de orinar y hacerlo siempre que se  tenga ganas
  • Limpiar la zona del periné siempre de delante hacia detrás
  • Utilizar cremas lubricantes en el coito y orinar después de tener relaciones sexuales
  • Los zumos o preparados con arándanos, según algunos estudios, podrían tener cierto beneficio