SEDENTARISMO,  MALA ALIMENTACIÓN O EL ENVEJECIMIENTO DE LA POBLACIÓN ENTRE LAS CAUSAS QUE CONTRIBUYEN AL INCREMENTO DE LOS  CASOS DE CÁNCER

Según los últimos informes, los casos de cáncer diagnosticados en España y en el mundo crecen cada año. Son muchos los factores que pueden estar contribuyendo a este incremento y no es posible achacarlo a una única causa como la  responsable ya que cada cáncer tiene sus propios factores de riesgo y circunstancias que los predisponen. Lo que sí es cierto es que el envejecimiento de la población y los malos hábitos de vida contribuyen notablemente a este incremento.

EL CRECIMIENTO ANORMAL Y NO CONTROLADO DE CÉLULAS DAÑADAS GENÉTICAMENTE DA LUGAR AL CÁNCER

El cáncer se produce como consecuencia de cambios erróneos y no solucionados en el ADN de las células, es decir, en su esqueleto y su motor, lo que tiene como consecuencia que las órdenes que tiene que seguir la célula para crecer y dividirse sean equivocadas, lo haga de una forma anómala y se acabe convirtiendo en una célula cancerosa. Estos cambios o mutaciones en los genes pueden suceder desde el nacimiento y ser hereditarias  (lo cual representa un porcentaje pequeños de los casos de cáncer) o pueden suceder años después del nacimiento y no estar condicionadas por la herencia. En este caso, las alteraciones en el ADN  se pueden producir por diversos factores como son el consumo de tabaco, exposición a  radiación, virus, toma de contacto con agentes cancerígenos, obesidad, inflamación crónica, falta de ejercicio.

MANTENER UN PESO ADECUADO O REALIZAR EJERCICIO CON REGULARIDAD SON MEDIDAS QUE PODEMOS REALIZAR PARA DISMINUIR EL RIESGO DE CÁNCER

Así, los factores de riesgo relacionados con la aparición de cáncer son muy diversos y cada vez se conocen nuevos desencadenantes. Algunos de ellos los podemos llegar a eliminar mediante simples cambios en el estilo de vida pero otros no son modificables y es conveniente identificarlos y controlarlos para hacer los estudios correspondientes. Así, entre los factores de riesgo “inamovibles” podríamos citar la edad (aunque el cáncer puede aparecer en cualquier momento, el paso de los años y el envejecimiento predisponen más a unos determinados tipos de cáncer  que a otros, como el colorrectal o el de próstata), o la herencia familiar de determinados genes. Sin embargo, los cánceres relacionados con la carga genética no son muchos y es importante saber que heredar las mutaciones familiares no condiciona necesariamente a la aparición del cáncer, sólo aumenta el riesgo de poder desarrollarlos. Mientras, en el lado opuesto, hábitos como el fumar, el consumo elevado de alcohol, exposición excesiva al sol, la obesidad y el sedentarismo son algunos de los factores modificables que podemos identificar y eliminar con cambios en el estilo de vida. Además, hay determinados agentes químicos, virus o bacterias, que están relacionados con un determinado tipo de cáncer en concreto como las nitrosaminas (presentes en ahumados, embutidos), relacionadas con el cáncer de hígado y estómago, el tabaco, asociado al cáncer de testículo y de pulmón, virus de la hepatitis B, relacionado con el cáncer de hígado o la bacteria H.pylori asociada al desarrollo de cáncer de estómago.

IDENTIFICAR Y CORREGIR LOS FACTORES DE RIESGO MODIFICABLES AYUDA A PREVENIR EL RIESGO  DE CÁNCER

Como estamos viendo, hay factores de riesgo relacionados con la aparición del cáncer que no podemos modificar, bien porque están ligados a nuestros genes o porque están asociados al proceso natural del envejecimiento celular. Por tanto, en lo que tenemos que centrarnos es en atacar aquellos elementos modificables que podrían contribuir al incremento de distintos tipos de cáncer y que forman parte de nuestra vida cotidiana. Intentar hacer ejercicio físico a diario, moderar el consumo de alcohol, no fumar, mantenernos en un peso saludable… son pequeños gestos cotidianos que reducen notablemente y sin darnos cuenta el riesgo de desarrollar distintos tipos de cáncer.  Y otro punto fuerte donde también podemos incidir es manteniendo todos los días una alimentación equilibrada y rica en aquellos alimentos cuyo consumo se ha relacionado con la disminución de un proceso tumoral.

TODAVÍA NO HAY ESTUDIOS CONCLUYENTES SOBRE LA PREVENCIÓN DEL RIESGO DE CÁNCER POR MEDIO DE LA ALIMENTACIÓN

Las recomendaciones nutricionales encaminadas a prevenir la aparición y el desarrollo del cáncer deben ser interpretadas con precaución y cautela y teniendo en cuenta que se tratan únicamente de sugerencias o recomendaciones y que no son premisas estrictas cuyo cumplimiento riguroso vaya a evitar la aparición o progresión de un proceso tumoral. Y lo que es más importante, en ningún caso se deben emplear para remplazar la medicación que se haya prescrito como tratamiento principal del cáncer y que es el que realmente puede curar la enfermedad. A día de hoy no se puede decir con una evidencia científica del 100% que la alimentación prevenga el cáncer o lo pueda curar, se puede asociar una alimentación determinada con una mejora del tratamiento o una reducción del riesgo de aparición pero no es una relación causa efecto invariable. Esto es así porque realmente es muy difícil poder llegar a establecer una relación directa entre un determinado alimento y la aparición del cáncer. Por un lado, los alimentos están compuestos por muchos nutrientes y sustancias distintas entre sí y algunos pueden aumentar y otros disminuir el riesgo de cáncer. Además, las personas comemos y bebemos a la vez distintos alimentos que pueden ejercer interacciones entre ellos aumentando o disminuyendo el riesgo de cáncer y siendo muchas veces difíciles de identificar. También en ocasiones es difícil dar una recomendación exacta sobre un alimento concreto porque es difícil precisar la cantidad concreta o la frecuencia con la que hay que tomarlo para que resulte preventivo y eficaz.

No obstante, dentro de los estudios sobre alimentación y cáncer que se han estado realizado hasta ahora, sí que es posible establecer una serie de conclusiones.

LOS FITONUTRIENTES DE FRUTAS Y  VERDURAS PARTICIPAN EN FUNCIONES QUE PODRÍAN PREVENIR LA APARICIÓN Y PROGRESIÓN DE DETERMINADOS CÁNCERES

Se ha podido observar como los diferentes fitonutrientes presentes en frutas y verduras, podrían actuar de manera diferente pero conjunta para prevenir la aparición de determinados cánceres. Algunos de estos fitonutrientes participan en la regulación de hormonas como los estrógenos, otros bloquean el crecimiento y diferenciación de la célula cancerosa o bien tienen propiedades antiinflamatorias y antioxidantes al neutralizar radicales libres y agentes proinflamatorios.

SERÍA RECOMENDABLE TOMAR A DIARIO VERDURAS COMO LAS COLES, COLIFLOR, BRÓCOLI  Y COL CHINA

Entre los alimentos vegetales que están siendo estudiados y que no deberíamos dejar escapar en nuestra dieta diaria se encuentran el brócoli, coliflor, col, coles de Bruselas, col china y col verde. Aunque no se acaba de concretar la frecuencia de consumo que resulta eficaz, lo ideal sería ir tomando a diario estos vegetales estudiados pues lo que se ha visto es que el consumo frecuente de estos alimentos es el que se asocia con una reducción del riesgo de cáncer. Este conjunto de verduras crucíferas se han relacionado con protección frente al cáncer de cabeza y cuello, cáncer de esófago y cáncer de estómago. Parece que estas verduras en concreto potenciarían la acción de aquellas enzimas implicadas en detener la proliferación de las células cancerosas aunque son estudios que todavía no se pueden generalizar ya que el modo en que se comportan los nutrientes de estas verduras varía en distintos estudios, animales y personas.

EL CAROTENOIDE LICOPENO TIENE PROPIEDADES ANTIOXIDANTES QUE PODRÍAN EJERCER PROTECCIÓN FRENTE A DETERMINADOS CÁNCERES

Todavía no hay ensayos clínicos controlados que lo demuestren pero los científicos están investigando la protección que podría ejercer el licopeno frente a distintos cánceres como el de pulmón, estómago, próstata, colon, esófago y cavidad oral. Este carotenoide está presente de manera muy abundante en el tomate pero también lo podemos encontrar en sandías, albaricoques, frutos rojos o en el pomelo. Lo podemos incorporar todos los días a la dieta habitual incluyendo el tomate en una ensalada diaria o como guarnición de segundo plato y completarlo con una fruta como la sandía, albaricoques, pomelo  o frutos rojos añadidos por ejemplo en un yogur entre horas o utilizarlos para hacer mermelada casera.

TOMAR ALIMENTOS CON SOJA  INTEGRAL DE MANERA MODERADA PODRÍA PREVENIR EL CÁNCER DE  MAMA

Las recomendaciones en cuanto a la toma de soja y su relación con el cáncer es variable. De nuevo las dudas surgen porque muchas veces los resultados de los ensayos clínicos realizados en roedores no pueden ser extrapolados por completo  al ser humano ya que los alimentos se comportan en ellos de manera diferente a como lo hacen en nosotros en algunas situaciones. Lo que sí se ha podido demostrar es que el consumo de soja es seguro y que tomar hasta 3 porciones de alimentos de soja integral, como edamame, tofu, leche de soja y miso, es seguro y puede reducir el riesgo de cáncer de mama. Hasta que no se tengan más estudios lo que se recomienda es no tomar pastillas de soja o suplementos concentrados de isoflavonas ya que la concentración de estas últimas en estos complementos es mucho más elevada que en la alimentación normal. Es buena idea, por ejemplo,  introducir en el día a día un vaso de leche de soja, o miso con las ensaladas o algo de tofu o edamame  para acompañar las verduras.

CONSUMIR, VITAMINAS , MINERALES Y ANTIOXDANTES MEJORA EL SISTEMA INMUNOLÓGICO Y LA CAPACIDAD DE REGENERACIÓN DE CÉLULAS PRETUMORALES

Las vitaminas participan en muchísimas funciones en nuestro organismo y se deben mantener unos buenos niveles de todas ellas para que funcionemos correctamente.  En cuanto a los suplementos vitamínicos no se ha demostrado que  reduzcan la incidencia de cáncer o que ejerzan algún tipo de protección frente a esta enfermedad. Sin embargo, seguir una alimentación rica en frutas y verduras (que son abundantes en vitaminas,  minerales y nutrientes antioxidantes) sí que va a fortalecer nuestro sistema inmunológico, nuestras defensas y nuestra capacidad de protección y reparación celular, haciéndonos de esta manera más fuertes y con más capacidad de recuperación frente a las alteraciones que puedan conducir a un proceso tumoral. Por lo tanto, es muy recomendable mantener la ya conocida pauta de incluir una verdura en la comida y en la cena (siendo en una de ellas preferiblemente cruda) y al menos tomar fruta unas 3 veces al día .

Tener unos buenos niveles de vitamina D es altamente recomendable, especialmente para tener una correcta absorción de calcio y prevenir la aparición de  fracturas y osteoporosis. Sin embargo, faltan todavía estudios consistentes para establecer una relación entre los suplementos de vitamina D y la prevención de distintos tipos de cáncer.

20 G DE FIBRA AL DÍA PREVIENE EL CÁNCER COLORECTAL

Aparte de tomar frutas y verduras a diario,  incrementar el consumo de determinadas verduras que podrían ejercer un papel  protector frente a la aparición de algunos cánceres y de incluir alimentos con soja en nuestra dieta habitual, otra  medida beneficiosa es garantizar un buen aporte de fibra como medida preventiva del cáncer colorrectal, especialmente la que se incluye en forma de cereal. La fibra aumenta el volumen fecal, ayuda a regular el tránsito intestinal previniendo el estreñimiento y participa en la quelación o neutralización de elementos cancerígenos. Además mejora la flora intestinal y disminuye la producción de potenciales carcinógenos, además de ayudar a eliminar e inhibir el crecimiento de células pretumorales. Se recomienda  para ello la toma de unos 20 g al día de fibra al día que se puede obtener con el salvado de trigo, pasta, arroz, pan y cereales integrales, frutos secos como las nueces o los higos y asegurando un consumo mínimo de legumbres 3 veces por semana.

Para que estas recomendaciones resulten eficaces deben acompañarse de cambios en el estilo de vida y una alimentación en conjunto equilibrada.

EL CONSUMO MODERADO DE CARNE ROJA NO INCREMENTA EL RIESGO DE CÁNCER

Es importante limitar al máximo el consumo de carne procesada como las salchichas, embutidos, productos de charcutería… debido a su relación con el cáncer colorrectal o de estómago. No así la carne roja que en ausencia de otras contraindicaciones y consumida a la plancha y sin fritos,  puede llegar a tomarse de  manera segura hasta alcanzar 500 gr a la semana sin que esté relacionado su consumo con el incremento del riesgo de cáncer.

LA OBESIDAD PRODUCE UN ESTADO INFLAMATORIO QUE  INCREMENTA EL RIESGO DE DESARROLLAR DETERMINADOS TUMORES

De la misma manera, es importante mantener un peso adecuado y evitar la obesidad. Los estudios no son concluyentes pero sí se ha observado que a medida que aumenta la grasa corporal aumenta la frecuencia de distintos tipos de cáncer. Entre las causas que explican esta posible relación se encuentran el aumento de la insulina y el factor de crecimiento insulínico tipo 1 que se producen con el sobrepeso además del estado de inflamación crónica que presentan las personas con obesidad y las cantidades más elevadas de estrógenos producidas por el tejido graso. Estas células grasas también son perjudiciales porque afectan a los procesos que regulan el crecimiento de las células cancerosas lo que puede desencadenar su crecimiento desorganizado. Entre los cánceres que se han relacionado con el sobrepeso y la obesidad se encuentran el cáncer de endometrio, mama y ovario, carcinoma de esófago y colorrectal, cáncer de páncreas, de tiroides, meningioma o el mieloma múltiple.

CAMINAR LIGERO AL MENOS 30 MINUTOS DIARIOS, MANTENER UN PESO ADECUADO, NO FUMAR O CONSUMIR A DIARIO FRUTAS Y VERDURAS, ENTRE LAS MEDIDAS MÁS EFICACES PARA PREVENIR EL RIESGO DE CÁNCER

Aunque el número de casos de cáncer se ha incrementado y los factores que contribuyen a su desarrollo son bastantes y no siempre controlables, tenemos que poner todo lo que esté en nuestra mano para reducir al máximo las probabilidades de desarrollarlo. Sobre todo cuando las medidas más eficaces son sencillas y fáciles de llevar a cabo por toda la familia. No fumar, moderar el consumo de alcohol y empezar a practicar ejercicio físico a diario debería constituir uno de los pilares básicos de nuestra vida. El otro pilar debería ser tener una alimentación equilibrada y mantener un peso adecuado. Para conseguirlo es fundamental reducir las cantidades de comida y repartirlas en 5 tomas a lo largo del día, evitar al máximo el consumo de galletas, bollería, bebidas azucaradas, alimentos procesados, quesos de leche entera o embutidos ricos en grasa.

Mentalizarnos e integrar hábitos saludables que formen parte de nuestra vida cotidiana sin esfuerzos son la base para disfrutar de una vida plena, larga y de calidad.