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En espera de que los expertos sanitarios puedan encontrar una vacuna eficaz y segura frente al coronavirus y / o un tratamiento que consiga eliminarlo o atenuarlo, todos en cierta medida podemos hacer mucho para potenciar nuestra salud y estar en las mejores condiciones físicas para combatir una infección en el caso de que nos llegara.

Ya desde la antigüedad, cuando todavía no se disponía de medicamentos eficaces o protocolos de actuación, disfrutar de una dieta variada y equilibrada unido a unos hábitos de vida e higiene saludables, constituían la primera y principal medida de defensa que tenían las personas frente a las infecciones. Y lo mismo nos pasa ahora con esta enfermedad aún en estudio. En espera de un medicamento seguro y eficaz y de una vacuna definitiva, tener las defensas en plena forma y realizar un régimen dietético saludable unido a actividad física moderada va a constituir nuestra mejor arma frente a cualquier adversidad que se pueda plantear.

Siempre os lo digo, pero es fundamental: los pilares básicos de una buena alimentación radican en que la dieta sea lo más variada y completa posible, ya que, de esta manera, aseguraremos que estén presentes los aminoácidos esenciales para la síntesis de proteínas, los ácidos grasos fundamentales para el correcto desarrollo de las células y sus estructuras, y las vitaminas y enzimas necesarias para el correcto funcionamiento de todo nuestro organismo. Así que no debemos despreciar ningún grupo alimentario, y ya desde primera hora de la mañana y a lo largo de lo que abarca el día, deberemos incluir cerealeslegumbres, féculas, lácteosfrutas, verduras y proteínas. Dentro de estos grupos de alimentos, algunos específicamente van a tener unas características nutricionales especiales que los hacen particularmente útiles para fortalecer el sistema inmunológico y las defensas en general.

Así, desde este mismo momento, sería recomendable incluir en la alimentación de cada día los siguientes alimentos:
  • ALIMENTOS RICOS EN VITAMINA C: uno de los más potentes antioxidantes y neutralizadores de los radicales libres perjudiciales para las defensas. Os recomiendo tomar dos kiwis por la mañana, zumos de naranja y limón a lo largo del día, piña o mandarina de postre y/o verduras de hoja verde tanto en comida, como en cena o una guarnición de brócoli, repollo o coles de Bruselas.
  • ALIMENTOS RICOS EN VITAMINA A: pimientos rojos y verdes, zanahorias, tomate; todos con propiedades antioxidantes.
  • ALIMENTOS RICOS EN VITAMINA B: legumbres (consumir al menos 3 veces por semana), lácteos (preferiblemente desnatados) o pescados como el salmón, que, además, es rico en ácidos grasos esenciales omega 3 con propiedades cardiosaludables.
  • AJO Y CEBOLLA: tienen un componente antiviral y antibacteriano que nos protege de contraer infecciones, incrementa las defensas y mejora la respuesta frente a virus y bacterias, acelerando el proceso de recuperación.
  • FRUTOS SECOS: un puñadito (no debemos abusar porque tienen muchas calorías): nueces, almendras, avellanas. Ricos en zinc y en vitamina E, con propiedades antioxidantes para neutralizar los radicales libres, eliminar toxinas del organismo y fortalecer el sistema inmunológico.
  • HUEVO: puede consumirse uno todos los días y es bajo en calorías. Destaca por su alto contenido en proteínas de alto valor biológico, ácidos grasos esenciales, vitaminas y minerales antioxidantes como el zinc y el selenio, que neutralizan radicales libres y potencian el sistema inmunológico.
  • ALIMENTOS FERMENTADOS: como el chucrut o el kéfir. Son ricos en probióticos que garantizan una saludable flora intestinal, imprescindible para una correcta absorción de todos los nutrientes, así como para un correcto funcionamiento del sistema inmunológico digestivo y general.
  • FRUTAS Y VERDURAS: cóctel perfecto de vitaminas, antioxidantes y energía para tener las defensas en plena forma. Si nos da pereza tomarlas, podemos hacerlo en forma de batido, pero siempre frescas y no procesadas.
  • JENGIBRE: como añadido final de las comidas. Parece tener propiedades antivirales y antibacterianas, facilita la llegada de nutrientes a los diferentes órganos y tejidos al fortalecer el sistema circulatorio y parece tener propiedades expectorantes, antitusivas y antiinflamatorias.

Tan importante es lo que os recomiendo comer como lo que debemos evitar. De esta manera, hay que intentar hacer comidas ligeras y frecuentes, evitando ingestas muy copiosas y elaboradas que harían que desviáramos gran cantidad de la energía al proceso digestivo en vez de otras funciones protectoras del organismo. Asimismo, las grasas saturadas y los azúcares refinados, como los alimentos procesados o precocinados, deberían ser eliminados de la alimentación. Son ricos en conservantes, colorantes y aditivos que pueden deteriorar la salud en general, debilitar el sistema inmunológico y hacernos más vulnerables a infecciones y enfermedades.

También es importante dedicar tiempo suficiente al descanso y que el sueño sea profundo y reparador, ya que va a ser durante la noche cuando las defensas se fortalezcan y los daños celulares producidos a lo largo del día lleven a cabo su proceso de normalización y recuperación.

Y no olvidar la práctica diaria de ejercicio físico. Es la forma más sencilla, económica y rentable de tener el sistema inmunológico en plena forma, además de ayudarnos a prevenir otras enfermedades, mantener un peso saludable y alejarnos de tumores y enfermedades cardiosaludables.

¡Así que a comer saludable! Manzana en mano, ¡estamos preparados!