La dermatitis atópica es una consulta muy frecuente en mi día a día, pero además no solo la conozco bien porque la trato en mis pacientes sino porque también convivo con ella desde que era bebé, ese momento en el que a mi madre le dijeron: su hija tiene la piel atópica. Os habrá pasado a muchos papás y mamás y a muchos como pacientes que cuando tu dermatólogo te hace esa afirmación entra un escalofrío porque no sabes qué es, ni que le deparará el futuro a tu hijo o a ti… pues bien, quiero explicaros un poquito para que sepáis de qué se trata.

EN QUÉ CONSISTE

La dermatitis atópica es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel genéticamente determinada, que produce picor, cursa en brotes y suele ser la primera manifestación clínica de un estado de hipersensibilidad frente a alérgenos variados denominado atopia.

La atopia puede definirse como la existencia de una predisposición familiar a producir una respuesta inmunitaria, mediada por la inmunoglobulina E (IgE), frente a pequeñas cantidades de alérgenos y a desarrollar ciertas enfermedades como asma bronquial frecuente, rinoconjuntivitis alérgica o eccema, debido a una hipersensibilidad de la piel y las mucosas.

La dermatitis atópica es frecuente, afecta a todas las razas y existe en todos los países. La presenta del 2 al 5% de la población (en algunos países casi el 20%), y aunque puede manifestarse a cualquier edad,  predomina claramente en la infancia, afectando hasta el 15% de niños y jóvenes. Según los últimos estudios su incidencia va en aumento  en todo el mundo.

Se inicia hasta en el 60% de los casos antes del primer año de vida, la frecuencia desciende con la edad hacia los 12 años en que apenas el 5% de los pacientes la han visto iniciarse. El inicio en la edad adulta es menos habitual.

La causa exacta no se conoce, pero sí se sabe que tiene un origen multifactorial, en el que están implicados factores genéticos, ambientales, alteraciones del sistema inmune y de la permeabilidad de la piel.

El diagnóstico es clínico. Si biopsiamos las lesiones cutáneas serán compatibles con eccemas.

MANIFESTACIONES CLÍNICAS

Se distinguen manifestaciones típicas y atípicas, ambas muy frecuentes:

Manifestaciones clínicas típicas

Varían en función de la edad:

  • Lactantes (niños hasta los 2 años): lesiones agudas o subagudas con eritema (enrojecimiento), exudado y costras, de predominio facial (mejillas, mentón, periocular) y también puede aparecer en cuero cabelludo o en superficies extensoras de extremidades. Tiene un curso fluctuante, determinado por irritación mecánica e infecciones.
  • Infancia: lesiones menos agudas, con predominio de sequedad, liquenificación y excoriaciones, es decir, lesiones por rascado. Más crónicas y se acompañan con frecuencia de manifestaciones atípicas. Ya no se localizan tanto en cara, aunque puede haber lesiones perioculares y peribucales, sino más en las superficies de flexión como en las fosas antecubitales, poplíteas (por detrás de las rodillas), en muñecas, tobillos y cuello así como en manos.
  • Adolescencia y edad adulta: siguen predominando lesiones eccematosas secas y descamativas, junto con zonas liquenificadas, engrosadas por el rascado. También predomina en flexuras, párpados, labios, peribucal y manos. Puede manifestarse como brotes de eccemas con vesículas exudativas en manos y pies (dishidrosis).

Manifestaciones clínicas atípicas

  • Queratosis pilar o folicular: en brazos y a veces piernas granitos que raspan.
  • Xerosis o sequedad cutánea
  • Liquen simple crónico
  • Reactividad vascular atípica
  • Hiperlinealidad palmoplantar: aumento del número de pliegues en palmas y plantas.
  • Ictiosis vulgar: sequedad extrema y descamación.
  • Eccema areolar
  • Pitiriasis alba: manchas blancas sobre todo en cara, más visibles en verano
  • Prurigo atópico: lesiones por rascado debidas al intenso picor.
  • Dermatitis plantar juvenil
  • Queilitis atópica: sequedad e irritación labial.
  • Pliegue de Dennie-Morgan: pliegue bajo el párpado inferior
  • Pulpitis digital o dishidrosis: eccema agudo en dedos de manos y/o pies, palmas y plantas, con vesículas exudativas e intenso picor

TRATAMIENTO

Los objetivos del tratamiento son la reducción de los signos y síntomas, prevenir las recaídas e intentar el manejo a largo plazo. Por ello debemos distinguir claramente 2 partes fundamentales en el tratamiento de la dermatitis atópica: el tratamiento de los brotes y el mantenimiento entre los mismos. Lo más importante es concienciar muy bien al paciente atópico de que si hace muy bien el mantenimiento espaciará y casi hará desaparecer los brotes.

  1. Tratamiento del brote

Llegaremos a este punto cuando la piel ya presente lesiones eccematosas, que las reconoceremos por ser rojas, descamativas, pican, a veces se acompañan de exudado o fisuras. Cuando estas lesiones no mejoran pese a hidratarlas bien con emolientes, debemos subir un escalón y recurrir a los corticoides.

Lo ideal es hacer tratamiento de choque y aplicar corticoide tópico 2 veces al día, incluso 1 vez al día una semana más. Es un error frecuente aplicar el corticoide un par de días y al notar mejoría suspenderlo por no abusar, pero estaremos haciéndolo peor, porque suavizamos el brote pero volverá. Si hacemos el tratamiento debemos hacerlo bien.  No debemos tener miedo a las cremas de corticoides si las usamos bien. No se deben usar a diario largo plazo ya que pueden atrofiar la piel, entre otros efectos secundarios, pero si los usamos bien, en brotes serán nuestros aliados para controlar los eccemas. En pacientes con brotes frecuentes son de utilidad otros fármacos aplicados, cuya ventaja es que sí pueden usarse periodos largos: los inhibidores de la calcineurina: tacrolimus y pimecrolimus.

No debemos olvidar que una parte importantísima del tratamiento debe ser cortar el ciclo picor-rascado, que hace que se cronifiquen las lesiones. La mayoría de las veces no es suficiente con pedirle al paciente que no se rasque, porque no puede evitarlo, por lo que debemos recurrir a antihistamínicos orales, que son fármacos muy seguros que aliviarán el picor, harán que descanse mejor el paciente y ayudarán a la resolución de las lesiones.

Las formas más severas de dermatitis atópica requieren en brotes tratamiento con corticoides orales, ya que el tópico es insuficiente. Se pauta un ciclo de corticoide oral y vamos descendiendo la dosis a medida que vamos controlando el brote, lentamente para que no vuelva a aparecer. En  algunos casos severos no son suficientes los corticoides y podemos utilizar fármacos orales inmunosupresores como la ciclosporina, el metotrexato e incluso  se pueden llegar a requerir tratamientos biológicos. En ocasiones para mejorar los síntomas también se puede utilizar fototerapia (radiación ultravioleta de banda estrecha controlada en el hospital).

  1. 2. Tratamiento de mantenimiento

Esta es la parte fundamental y una vez que entendemos que la piel hay que cuidarla todos los días y no solo acordarse de ella cuando nos da guerra, es cuando verdaderamente aprendemos a manejar la dermatitis y convivir con ella.

CONSEJOS GENERALES PARA PACIENTES ATÓPICOS

  • BAÑO. Los baños deben ser cortos y usando agua templada, no demasiado caliente. Es mejor no usar esponjas ni frotar la piel, para no irritar la piel. En los bebes debe evitarse el uso de jabones, es preferible utilizar aceites de baño infantiles, que proporcionan hidratación y protección a su piel. En niños más grandes y adultos lo mejor es evitar los geles de baño perfumados o que hacen mucha espuma. Lo ideal es utilizar jabones de tipos “syndet” (es decir, “sin detergentes”) o jabones de tipo oleoso.
  • Para secarse, las toallas o albornoces deben ser de algodón y no haber sido tratados con suavizantes durante su lavado. Es mejor secar simplemente por contacto, es decir, sin frotar la piel para no irritarla.
  • SIEMPRE tras el baño, debemos aplicar crema hidratante específica para pieles atópicas, que suelen estar formuladas sin perfumes ni conservantes y son muy emolientes.
  • ROPA, TEJIDOS. Deben evitarse la lana y ciertas fibras sintéticas. Se recomienda el uso de algodón, incluyendo la ropa de cama. Al lavar la ropa, se aconseja realizar un enjuagado adicional con agua, para eliminar residuos de detergentes, y evitar los suavizantes en exceso.
  • UÑAS. Lo ideal es mantener las cortas. No obstante, es crucial evitar el rascado.
  • El agua de la piscina y el cloro es bastante irritante para un paciente con dermatitis atópica. Es fundamental después enjuagarse bien y aplicar crema hidratante. Se pueden aplicar previamente crema barrera para minimizar la agresión a la piel. En caso de brotes más graves de eczema, puede ser necesario interrumpir temporalmente la actividad. No obstante a la hora de elegir un deporte para un hijo atópico, la natación no es el más recomendable para su piel.
  • PLAYA. Los pacientes atópicos mejoran en la playa por varias razones: los beneficios del agua del mar y el clima húmedo, así como el sol, que puede aliviar los síntomas, pero siempre teniendo en cuenta que se debe utilizar protección solar 50+.
  • DIETA. No está demostrado que la dermatitis atópica mejore con ningún tipo de dieta especial. No deben evitarse alimentos, a menos que el paciente sea alérgico a alguno. No. Sólo si el niño es alérgico a ciertos alimentos, deben evitarse. Últimamente se habla de mejoría con la ingesta de probióticos pero aún no hay suficiente evidencia científica y se siguen realizando estudios.
  • AMBIENTE. Las temperaturas extremas no son buenas. Ni mucho frío ni mucho calor son recomendables. Lo ideal es mantener una temperatura ambiental en casa de entre 20 y 22 grados. Temperaturas superiores pueden aumentar la irritación y el picor. Especialmente  durante el invierno, una época dura para la dermatitis atópica, las calefacciones  reducen la humedad ambiental; por lo que puede ser aconsejable el uso de humificadores  (asegurándonos de mantenerlos limpios). Debería reducirse la intensidad de la calefacción al mínimo o desconectarlas durante la noche.
  • Es recomendable también en el hogar evitar cualquier cosa que pueda retener polvo, como alfombras, peluches, ropa de cama con plumas… ya que la presencia de ácaros en el polvo doméstico puede empeorar la piel. La habitación del niño debe ser ventilada a diario durante 10-15 minutos, y si da el sol un rato dentro de la habitación, mejor aún.
  • En cuanto a los animales domésticos a veces es mejor evitarlos porque con frecuencia los pacientes son alérgicos al epitelio de los mismos. No obstante debemos fijarnos si el paciente empeora cuando está con ellos.

Cada vez con más frecuencia oímos hablar de atopia o dermatitis atópica. Yo siempre digo que uno es atópico como el que es alto o es bajo, rubio o moreno. Es un tipo de piel que nos viene definido genéticamente y que tendremos con nosotros toda la vida, pero no hay que preocuparse sino ocuparse. Es una piel más frágil, más seca, con mayor tendencia a ser agredida y es por ello que debemos cuidarla bien. Yo, desde que soy dermatóloga y sé cómo hacer las cosas bien, tengo eccemas de vez en cuando pero me mantengo muy bien, ¡espero que vosotros con mis consejos, podáis hacer lo mismo!