Hoy he decidido escribiros sobre algo a raíz de las palabras de una paciente que ha vuelto a mi consulta diciéndome: “Doctora, este tratamiento ha marcado un antes y un después, me ha dado seguridad en mí misma, me permite ponerme la ropa que me apetece e ir a reuniones tranquila sin pensar que la gente me mira…ojalá lo hubiera descubierto antes”. Oír cosas como esa hacen que mi labor tenga sentido, me alegran y me hacen pensar que hay tratamientos que debemos dar a conocer: ¿de qué tratamiento se trata? De la infiltración de toxina botulínica para hiperhidrosis…o lo que es lo mismo, Botox® para tratar el exceso de sudoración.  Todo el mundo sabe que el Botox®  se usa para tratar las arrugas pero la gente no suele saber que la toxina botulínica A tiene otra propiedad, además de relajar la musculatura para que no nos arruguemos, disminuye la producción de sudor bloqueando las glándulas llamadas ecrinas (el fármaco evita la liberación de acetilcolina, bloqueando la inervación de la glándula).

Quienes padecen hiperhidrosis saben, como mi paciente, el estrés emocional que puede producir, dificultando la vida personal y sobre todo laboral. Cuando las manos, los pies o las axilas te sudan exageradamente tienes que estar pendiente de ello todo el día y a veces evitan ponerse ropa de determinados colores o quitarse la chaqueta para que no se vea el cerco de sudor, evitan dar la mano al saludar a alguien para no mojarlo, o no pueden ponerse algunas sandalias porque se resbalan. Los estudiantes incluso sufren en los exámenes porque mojan el papel con la mano y tienen que andar interponiendo pañuelos entre su mano y el papel.

Si el sudor es un problema, el dermatólogo puede ayudarte a resolverlo Click Para Twittear

El tratamiento consiste en poner Botox® en axilas, palmas o plantas. La zona más agradecida son las axilas porque apenas es molesto dado que aunque se pinche, la aguja es muy fina y la piel también, por lo que casi no se nota. No obstante yo siempre pongo previamente crema de anestesia para que moleste menos aún.  En el caso de palmas y plantas es algo menos agradecido y más molesto dado que la piel es más gruesa y la sensibilidad mayor, pero aun así a quien lo sufre le merece la pena y generalmente repite. El resultado empieza a notarse en varios días y la duración del efecto varía un poco en cada persona, pero por ejemplo en axilas la duración media es como de 7 meses. Normalmente suelen venir una vez al año, coincidiendo con estas épocas que ya empezamos a sudar más. Hay personas que no tienen hiperhidrosis inhabilitante, es decir, que no tienen un exceso de sudor muy exagerado pero también se ponen Botox® para pasar más tranquilos los meses de verano.

Así que ya sabéis, si el sudor es un problema, pensad que el dermatólogo puede ayudaros a resolverlo y que el Botox® puede ser la solución.

¡Ah! y si queréis saber más, aquí os dejo este vídeo que hice para resolver una #MediConsulta en MedicinaTV 🙂